martes, 20 de agosto de 2013

AMIBIASIS



    


1. Descripción - Infección debida a un parásito protozoario  presenta en dos formas: el quiste infeccioso, bastante resistentes y el trofozoíto, más frágil, que puede ser patógeno. El parásito puede actuar como comensal o invadir los tejidos y dar origen a las formas intestinal o extraintestinal de la enfermedad. La mayor parte de infecciones son asintomáticas, pero pueden adquirir importancia en ciertas circunstancias. La amibiasis intestinal varía desde una; disentería aguda o fulminante, con fiebre, escalofríos y diarrea sanguinolenta o mucoide (disentería amibiana), hasta un ligero malestar abdominal con diarrea acompañada de sangre y moco, que alterna periodos de estreñimiento o remisión. En la pared del intestino grueso de las personas con disentería intermitente o colitis de duración, pueden aparecer granulomas amibianos (amebomas a veces se confunden con carcinomas. En raros casos se ulcera la casi siempre de la región perianal, por extensión directa a partir de lesiones intestinales o de abscesos hepáticos amibianos; en los homosexuales activos pueden presentarse lesiones del pene. Puede haber diseminación hematógena y producir abscesos en el hígado o. menor frecuencia, en los pulmones o el encéfalo.
H.        La colitis amibiana a menudo se confunde con diversas formas; enfermedad inflamatoria intestinal, como la colitis ulcerosa, y hay tener especial cuidado para diferenciarlas, ya que los corticosteroides pueden empeorar la colitis amibiana. La amibiasis también puede asemejarse
a otras enfermedades infecciosas y no infecciosas. A la inversa la presencia de amibas puede interpretarse erróneamente con causa de diarrea en una persona cuya enteropatía primaria sea secuencia de otra enfermedad.
I.          El diagnóstico se hace por demostración microscópica de trofozoitos o quistes en muestras de heces recién obtenidas o conservadas; de manera apropiada, frotis de aspirados o raspados obtenidos proctoscopia, o bien aspirado de abscesos o cortes de tejido. La presencia de trofozoítos que contienen eritrocitos indica amibiasis invasora. Los estudios deben hacerse en muestras recién obtenidas técnicos debidamente capacitados, porque debe diferenciarse al microorganismo de las amibas no patógenas y de los macrófagos. Estudio de un mínimo de tres muestras aumentará la probabilidad

Descubrir el microorganismo, de 50% en una sola muestra hasta 85% a 90%. En fecha reciente se ha empezado a disponer de métodos para detectar antígenos en las heces, pero estos no distinguen entre microorganismos patógenos y no patógenos; ya se cuenta con análisis específicos para Entamoeba histolytica. Puede ser necesario recurrir a un laboratorio de referencia. Hay innumerables pruebas serológicas que coadyuvan en el diagnóstico de las formas extraintestinales de amibiasis, como el absceso hepático, en las cuales los análisis de las heces suelen ser negativos. Los análisis serológicos, en particular la inmunodifusión y el inmunoanálisis ligado a enzimas (ELISA), son muy útiles para diagnosticar la afección invasora. La gammagrafía, la ultrasonografía y la tomografía axial computadorizada (TAC) permiten detectar y localizar un absceso amibiano en el hígado, y pueden considerarse diagnósticas cuando se acompañan de una respuesta de anticuerpos específicos contra E. histolytica.
2.         Agente infeccioso - Entamoeba histolytica, un microorganismo parásito que no debe confundirse con E. hartmanni, Entamoeba coli u otros protozoos intestinales. En aislados, se han reconocido nueve zimodemos potencialmente patógenos y 13 no patógenos (clasificados como E. dispar). La mayor parte de los individuos asintomáticos que arrojan quistes en las heces albergan cepas de E. dispar. Las diferencias inmunitarias y las características de las isoenzimas permiten distinguir entre E. histolytica, que es patógena, y E. dispar, morfológicamente idéntica pero no patógena.
3.         Distribución - La amibiasis es ubicua. La forma invasora afecta sobre todo a los adultos jóvenes; el absceso hepático predomina en hombres. La amibiasis es rara antes de los 5 años de edad, y en particular antes de los 2 años, edad en la que la disentería generalmente se debe a especies de Shigella. La proporción de personas que presentan síntomas entre quienes arrojan quistes suele ser baja. Las tasas publicadas de prevalencia de expulsión de quistes, que por lo común se basan en la morfología de estos, varían de un sitio a otro; las tasas generalmente son más altas en zonas con un saneamiento deficiente, en instituciones para enfermos mentales y entre hombres homosexuales con un comportamiento sexual promiscuo (probablemente E. dispar). En zonas con un saneamiento adecuado, las infecciones amibianas tienden a concentrarse en hogares y establecimientos asistenciales.
4.         Reservorio - El ser humano, por lo regular un individuo con enfermedad crónica o una persona asintomática que expulsa quistes con las heces.
5.         Modo de transmisión - Principalmente por ingestión de alimentos o agua contaminados con heces que tengan quistes amibianos, los cuales son "bastante resistentes al cloro. Puede haber transmisión
Sexual por contacto oral-anal. Los enfermos con disentería amibia aguda quizá representan solo un riesgo limitado para otros, dado q en las heces disentéricas no hay quistes y los trofozoítos son lábiles.
6.         Periodo de incubación - De unos días a varios meses o años; lo común, de dos a cuatro semanas.
7.         Periodo de transmisibilidad - Todo el lapso en que se expulsa quistes de E. histolytica, que puede prolongarse por años.
8.         Susceptibilidad - La susceptibilidad a la infección es general; personas que albergan E. dispar no presentan la enfermedad. Se demostrado susceptibilidad a la reinfección, pero al parecer es rara
9.         Métodos de control
A. Medidas preventivas:
1)        Educar a la población en materia de higiene personal sobre todo respecto a la eliminación sanitaria de las heces( y el lavado de las manos después de defecar y antes de preparar o ingerir alimentos. Divulgar información respeto a los riesgos de consumir verduras y frutas crudas o mal lavadas y de beber agua de calidad dudosa.
2)        Eliminar las heces humanas en forma sanitaria.
3)        Proteger los sistemas públicos de abastecimiento de agua potable de la contaminación fecal. Filtrar el agua con lechos de arena elimina casi todos los quistes, y los filtros tierra de diatomeas los eliminan completamente. El agua de calidad dudosa se potabiliza al hervirla durante 1 hora (por lo menos 10 minutos a grandes altitudes). La c ración del agua como suele practicarse en las plantas tratamiento públicas no siempre destruye los quistes; para tratar pequeñas cantidades de agua, es preferible emplea las concentraciones recomendadas de yodo, ya sea en : lución (ocho gotas de tintura de yodo al 2%, o 12,5 ml una solución saturada de cristales de yodo, por litro agua) o en forma de tabletas para purificar el agua (una tableta de hiperyoduro de tetraglicina por litro de agua; Hay que esperar un periodo de contacto de 10 minutos como mínimo (30 minutos si el agua está fría) antes de 1 beberla. Los filtros portátiles con poros menores de 1,0 micriómetro de diámetro son eficaces.
4)        Tratar a los portadores reconocidos; hacer hincapié en necesidad de lavarse cuidadosamente las manos después de defecar, para evitar la reinfección proveniente del miembro infectado del hogar.
5)        Educar a los grupos de alto riesgo para que eviten prácticas sexuales que pudieran permitir la transmisión fecal-oral
6)        Los organismos de salud deben supervisar las prácticas higiénicas de las personas que preparan y sirven alimentos en sitios públicos, así como la limpieza general de los locales. El examen sistemático de las personas que manipulan alimentos como medida de control es poco práctico.
7)        No se ha demostrado la utilidad de sumergir las frutas y verduras en soluciones desinfectantes para evitar la transmisión de E. histolytica. Puede servir el lavarlas cuidadosamente con agua potable y mantenerlas secas; la desecación, las temperaturas superiores a 50 °C (122 °F) y la irradiación destruyen los quistes.
8)        No se recomienda el empleo de agentes quimioprofilácticos.
B. Control del paciente, de los contactos y del ambiente inmediato:
1)        Notificación a la autoridad local de salud: en determinadas zonas de amibiasis endémica; en muchos países no es una enfermedad de notificación obligatoria, clase 3 (véase Notificación).
2)        Aislamiento: en el caso de enfermos hospitalizados, precauciones de tipo entérico en el manejo de las heces y de la ropa personal y de cama contaminadas. Excluir a las personas infectadas con E. histolytica de manipular alimentos y del cuidado directo de personas hospitalizadas e internadas en establecimientos asistenciales. Una vez concluida la quimioterapia antiamibiana, podrá autorizarse la reincorporación a sus labores en tareas delicadas.
3)        Desinfección concurrente: eliminación sanitaria de las heces.
4)        Cuarentena: no corresponde.
5)        Inmunización de los contactos: no corresponde.
6)        Investigación de los contactos y de la fuente de infección: los miembros del grupo familiar y otros presuntos contactos deben someterse a examen microscópico de las heces.
7)        Tratamiento específico: la disentería amibiana aguda debe tratarse con metronidazol. En casos de amibiasis extraintestinal o amibiasis intestinal resistente, el metronidazol debe ir seguido por diyodohidroxiquinoleína, paromomiciña o diloxanida. La dehidroemetina es una opción adecuada para la afección intestinal grave o refractaria a otras medidas, seguida por diyodohidroxiquinoleína, paromo-micina o furoato de diloxanida. Hay preocupación por la posible toxicidad de la dehidroemetina y el riesgo de neuritis óptica con la diyodohidroxiquinoleína. El tinidazol y elornidazol también son tratamientos útiles de dosis única para la amibiasis intraluminal y tisular (no están a la venta en algunos países, como Estados Unidos).

Si un paciente con absceso hepático aún presentan después de 72 horas de tratamiento con metronidazol; puede estar indicada la aspiración no quirúrgica. Aveses agrega cloroquina al metronidazol o a la dehidroc-tina para tratar el absceso hepático resistente al tratamiento. En ocasiones, los abscesos necesitan aspiración quirúrgica, si hay peligro de rotura o si su tamaño aumenta pesar de las medidas terapéuticas. Los portadores asintomáticos pueden ser tratados con diyodohidroxiquinole paromomicina o furoato de diloxanida.
No se recomienda el empleo de metronidazol dura el primer trimestre del embarazo, aunque no hay pruebas de que sea teratógeno en los seres humanos. La dehidroemetina está contraindicada durante la gestación.
C.        Medidas en caso de epidemia: todo grupo de posibles casos quiere una confirmación inmediata por métodos de laboratorio para excluir un diagnóstico positivo falso de E.histolitica u otros agentes causales, así como una investigador epidemiológica para determinar la fuente de infección modo de transmisión. Si se descubre un vehículo común, como agua o alimentos, deben tomarse las medidas apropiadas para corregir la situación.
D.        Repercusiones en caso de desastre: un trastorno en los servicios sanitarios normales y en el manejo y preparación de los ; alimentos facilitará un brote epidémico de amibiasis, especialmente en poblaciones que alberguen a un gran número individuos que arrojan quistes.
E.        Medidas internacionales: ninguna.

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